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Quiero ser como Jael


En el capítulo 4 de Jueces, Israel había caído en las manos de Jabín, rey en Hazor, y Sísara, era el jefe de su ejército. En aquel entonces reinaba sobre Israel la profetiza Débora, la cual le dio palabra a Barac, jefe del ejército de Israel, de que Dios le daría la victoria sobre Jabín. Barac no quiso ir al campo de batalla solo, e invitó a Débora. “¡Está bien, iré contigo! —dijo Débora—. Pero, por la manera en que vas a encarar este asunto, la gloria no será tuya, ya que el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer”. (Jueces 4:9) Efectivamente, la batalla se llevó a cabo y el ejército de Barac salió a la pelea.


Así como Sísara, el enemigo viene al campo de batalla con el objetivo de robar, matar y destruir. No entra sin estrategia ni tampoco se toca el corazón para descargar su furia sobre tu vida. Buscará un campo de batalla vulnerable, descuidado y procurará que no lo puedas identificar, y si en el primer intento no logra vencerte lo intentará de nuevo.


De no haber sido por la valentía de Jael, y que reconoció al enemigo cuando entró a su casa de campaña a “reposar”, Israel no tendría asegurada su victoria y Sísara seguiría vivo. Quiero ser como Jael y no demostrar temor; quiero que cuando el enemigo entre a mi territorio, entrará a su muerte segura. Quiero con valentía y sin pensarlo mucho, tomar la estaca de mi casa de campo y enterrarla por las sienes del enemigo, asegurándome que no venga tras mis hijos, mi familia, mi iglesia, mis finanzas, sobre mi presente ni futuro.


Mujer, ¡cambia tu estrategia! No peleas para herir al enemigo, sino para acabar con él; abre tus ojos y date cuenta que no estás sola. “No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha”. (Isaías 41:10)

La victoria dependerá de la acción que tomes y de los golpes que regreses. El mandamiento que dice “No matarás” no aplica para el enemigo. ¡Dale con todo! No pelees pacíficamente y no lances para herir, sé estratégica y muestra cero debilidad ante tan irrespetuoso y agresivo enemigo. Cobra ánimo con la Palabra de Dios que contiene batallas enormes ganadas. ¡Tú eres un instrumento útil [para pelear y ganar]! No estorbas en el ejército de Dios; tienes planes y propósitos que debes cumplir.


Contesta esta pregunta: ¿Cómo cuidas lo que tú valoras? Yo, con certeza te puedo decir, quiero ser como Jael.

[Estamos a punto de terminar otro año, y Dios te ha dado las fuerzas para pelear tus batallas; pero no olvides ser como Jael para el próximo año y los que vendrán.]


Por: Yesenia Cervantes

Pastora de los Ministerios de la Familia

Living Waters Christian Fellowship/COG

Fountain Valley, CA





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