Si pudiera retroceder el reloj…
Por: Mareleney Rodríguez
Directora, Ascend

¡No sé si soy la única persona que ha pensado en estas palabras más de alguna vez! Pero me sospecho que también unos cuantos lo han pensado. A decir verdad, algunos quisiéramos retroceder el tiempo para hacer cosas que no se hicieron o corregir errores que se cometieron. El honesto de corazón, que mira retrospectivamente, se dará cuenta de cosas que hoy quisiera pensar que fueron solo una pesadilla.
Algunos ejemplos sencillos: no haber tomado prestado y tener muchas deudas; no haber comido tanto y aumentar algunas libras, y como resultado padecer algunos problemas de salud; no haber sido rápido de palabras y ofender al prójimo; no haber tenido una mejor relación con los padres; no haber sido un mejor hijo; no haber trabajado tanto y descuidar el matrimonio; no haber estudiado más como te aconsejaron tus padres; no haber sido mejor mayordomo de tu tiempo; etc. Si esto no aplica a ti, te felicito; sigue adelante.
Pero para aquellos que en algún momento se les ha cruzado este pensamiento, solo quiero decirte que hay cosas que se pueden enmendar hasta cierto punto y hay otras que no. Pero en este afán, es importante no descuidar el presente ni dejar de edificar el futuro. Así que, trabaja en construir relaciones personales y familiares sólidas; pide perdón; edifica tu casa; sé mayordomo del tiempo y de tus finanzas; esfuérzate en cuidar tu salud física, tu cuerpo; esto también es espiritual. ¡Podemos!
Y qué enmendamos en el liderazgo para aquellos que ejercen uno…
Cometemos errores en el ministerio, definitivamente. Pero muchas veces es más fácil culpar a alguien o el entorno que asumir la responsabilidad de ellos. El que tiene llamado es responsable ante Dios por el ministerio que dirige. Alguien dijo, “Me gustaría ser pastor, pero no de gente”. Sería estupendo, pero nadie puede ser pastor sin congregación, y nadie tiene congregación sin problemas. Sin embargo, siempre hay espacio para corregir, desaprender y aprender, y ser moldeables. Persistir en los errores es de necios y no reconocerlos es de arrogantes. (Véase los Proverbios)
A medida que caminamos en esta jornada espiritual, aprendemos a ser mejores creyentes y líderes. Hacer alarde de un “pedigrí” que acompaña al nombre no significa perfección, éxito ni espiritualidad. Hay muchos con “pedigrís” que son pésimos líderes, y viceversa. Pero esto es tema para otro blog. No repitamos los errores del pasado; lideremos con transparencia, honestidad y humildad.
El apóstol Pablo en Filipenses 3:12-14 dice: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
El pasado quedó atrás, el presente está en nuestras manos transformadas, y el futuro descansa en nuestra diligencia y capacidad de edificarlo bajo la guianza del Espíritu. El apóstol no pretendió haber alcanzado nada, ni tampoco hizo alarde de ser perfecto. Más bien, “se estiró, esforzó, luchó, ‘le echó ganas’, no se hizo la víctima”. Su meta era llegar, y se propuso alcanzarla. ¡Tú y yo podemos!
1. Estírate
2. Fíate
3. Y corre hacia la meta
Nuestro presente y futuro es mejor porque Cristo está con nosotros.