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Por qué las mujeres son tan inclinadas a criticarse las unas a otras

Por: Mareleney Rodríguez


Las plataformas sociales, en estos últimos tiempos, se han encargado de fomentar el prestigio o desprestigio de los seres humanos. Los programas de televisión se han encargado de presentar imágenes “perfectas” de personajes que presentan vidas fabulosas, cuerpos espléndidos, casas de lujo, modas, etc. Las nuevas generaciones están siendo atacadas por todos lados. La sociedad exige, impone y critica sin escrúpulos. Hoy más que nunca se ha levantado una ola despiadada de crítica y menosprecio entre mujeres que cruelmente mutilan a otras por la imagen física, el estatus social o el nivel de educación. La pregunta es: ¿Por qué las mujeres son tan inclinadas a criticarse las unas a otras? ¡Espero que sigas leyendo! Estamos hablando de mujeres…


“La crítica es dolorosa, pero el halago es un arma que motiva tanto a hombres como a mujeres”.


Juzgamos la decisión de trabajar o no trabajar, el peso, la vestimenta, la cantidad de hijos que se tiene o no se tiene, cómo vive, dónde vive, si tiene dinero o no, qué tipo de trabajo hace, etc. Cosas como, “ella es la que lleva los pantalones en la casa”, “es una mandona, posesiva, celosa, envidiosa”, “se cree guapa”, “no hay quien la aguante”, “no es tan exitosa como cree”, “no está cualificada”, “no es tan espiritual como cree”, son algunos ejemplos de críticas que a menudo mujeres dicen de otras. ¿Por qué? Dicen los psicólogos que críticas como estas son el resultado de factores de:


1. Inseguridad

2. Proyección

3. Competencia

4. Envidia

5. Rechazo

6. Falta de apreciación


¿Pasa esto entre la comunidad cristiana? ¿Qué se puede hacer? Primero que nada, la Biblia instruye a guardar nuestros labios del mal y velar por la santidad del corazón.

1. Si no se tiene nada bueno que decir, es mejor guardar silencio que envenenar el alma.

2. No participes de la crítica que otra haga: Corrige con amor y no prestes tu oído a palabras que mutilan la imagen y la obra de Dios en la vida de otra mujer.

3. Antes que digas algo, ¿cómo quieres que hablen de ti?

4. La mujer creyente debe amar, respetar y cuidar la una de la otra. No hay peor enemigo humano que aquel o aquella que te hable “bonito” de frente, pero tan pronto voltees la espalda “te critique”.

5. Realza la validez de otra mujer como quisieras que te realcen a ti, por encima de sus virtudes o falta de ellas.

6. Seamos sensibles, generosas, y no prejuiciosas.


Conclusión: Mateo 5:8, “Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios”. Pues sí, nadie que hable mal de otro, puede hacer alarde de tener un corazón limpio. Dios nos ayude a ver Su imagen en la vida de otras.











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