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Redirigidos

Por: Marilyn Nieves


Recientemente mi familia y yo nos mudamos de la caótica metrópolis urbana de la ciudad de Chicago a un pequeño suburbio a una hora de distancia; un cambio drástico para cuatro personas que nacieron y se criaron en la ciudad. Y, como en todo cambio, nuevos ajustes se hacen inevitables. Tal vez los dos ajustes más desafiantes para mí han sido el tiempo de manejo, aunque no necesariamente la distancia sino la costumbre de manejar como si estuviera en una carrera de autos (el estilo de manejo de la ciudad) y el paso de tortuga calmado del suburbio. El segundo ajuste desafiante ha sido el conocer y manejar en un lugar y ambiente desconocido. En muchas ocasiones mi sistema de navegación me ha indicado que me “rediriga”, lo cual implica que cambie el rumbo de viaje y dirección debido a que tal vez no me percaté de hacer un viraje necesario o tomar una salida en la carretera y debo hacer los ajustes para poder continuar en el camino correcto y llegar a mi destino con éxito.


Esta experiencia me ha llevado a pensar en cuanto a los ajustes inminentes e inevitables que el Cuerpo de Cristo ha tenido que enfrentar. En estos tiempos de cambio continuo con facilidad podemos ignorar una salida, una señal de tránsito o un indicador importante necesario para poder asegurar nuestra efectividad como iglesia obligándonos a redirigirnos. Un vistazo a la historia revela que la iglesia no está ajena a los desafíos contemporáneos. Un dato interesante es la multitud de ejemplos en donde en medio de retos y cambios la iglesia ha florecido lo cual hace de la presente situación algo común para el Cuerpo de Cristo. Aunque algunos estiman que los tiempos que vivimos no tienen paralelo histórico, la Escritura nos recuerda que, “lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer¡y no hay nada nuevo bajo el sol!” (NVI). De modo que, hoy más que nunca tenemos que estar seguros que no perdemos el enfoque y desviarnos de la misión divina a la cual hemos sido llamados a cumplir. Estimo que existen resonantes alarmas alrededor nuestro alertándonos a radiar la verdadera imagen de Cristo desplegando un liderazgo audaz, un servicio en humildad, compasión, firmeza en nuestras convicciones y fidelidad a la Palabra de Dios. De nosotros perder el rumbo, la Palabra de Dios nos exhorta a, “deténganse en los cruces de camino, y pregunten qué camino deben seguir, y no se aparten de él. Sólo siguiendo el mejor camino podrán descansar. ¡Pero ustedes se niegan a seguirlo!” REDIRÍGETE.

Sólo siguiendo el mejor camino podrán descansar. ¡Pero ustedes se niegan a seguirlo!” REDIRÍGETE.


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